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martes, 23 de noviembre de 2010

¿Sería posible una denuncia al Rey de España por el abandono del Sáhara?

Estos días, navegando por los diversos foros de Internet que mencionan el vergonzoso abandono español de nuestra antigua provincia del Sáhara, me ha sorprendido la propuesta de algunas personas que hablan sobre la posibilidad de interponer una denuncia contra el actual Rey de España y, a la sazón, Príncipe, por haber dado en su momento la orden de abandonar a miles de españoles saharauis ante la bota opresora y torturante de Marruecos, cuando, en aquel vergonzoso año de 1975 dio la orden de que el ejército español cediera sonrojantemente aquellas tierras, ante la presión de un grupo de marroquíes que, desarmados, conformaban la denominada Marcha Verde.

La ingenuidad de esta propuesta, ciertamente, me hace sonreír.

Parece ser que estas personas desconocen por completo el artículo 56.3 del título II de nuestra Constitución, que reza lo siguiente:
"La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad".
Al margen de la forma de haber sido redactada la primera parte de este artículo -que conduce a una irremediable hilaridad-, la cosa está bien clara: en España, al Rey no se le puede imputar responsabilidad alguna en nada. Haga lo que haga. Lo que nos convierte a los españoles en auténticos "súbditos", humillados, sumisos y obedientes ante cualquier acción o capricho monárquico. Al mismo nivel que en Marruecos.

Ésta es la verdadera faz de nuestra Constitución: redactada para envolver, en un boceto de democracia, la permanencia perpetua de una Monarquía que, por dos veces, los españoles habíamos expulsado de España: con Isabel II y Alfonso XIII, la tatarabuela y el abuelo del actual Rey.

Ésa es una de las razones por las que en España, la Izquierda se lleva mejor con la Monarquía que la Derecha: es proverbial el afecto que nuestro Rey sentía por el anterior Presidente socialista, Felipe González; han sido sorprendentes las palabras de halago del monarca a nuestro actual Presidente -también socialista-, Zapatero: los únicos halagos de nuestro soberano dirigidos jamás a un presidente de Gobierno. Por contraste, proverbial fue también la poca simpatía que el Rey manifestaba por el único Presidente de Derechas que hemos tenido: José María Aznar. Y si quieren meter en el mismo saco de las derechas a Adolfo Suárez, al final del mandato de éste, tampoco se llevaban bien.

El Rey es imprescindible para que se mantenga esta Constitución. Y viceversa: en el momento en que se plantease sustituir la Monarquía, se plantearía también cambiar más capítulos de la Constitución, como el de las desintegradoras autonomías. Y si se comenzase queriendo cambiar algunos puntos de la Constitución, en seguida se plantearía la cuestión: ¿por qué no se vota acerca de la necesidad de la fugura de un Rey, que es una figura de adorno, totalmente inoperante y completamente dispendiosa?

Rey y Constitución, o mejor dicho, Rey y autonomías van indisolublemente unidas. Y el gran chollo de esta casta parasitaria que nos lleva vampirizando y empobreciendo desde hace 35 años es precisamente eso: la existencia de unas "comunidades" autónomas, donde colocar a cientos de miles de familiares y compañeros de partido para seguir chupando del bote del dinero ganado por los demás.

Por eso, a todos aquellos que mencionan semejante propuesta les aseguro que en España nada tienen que hacer. Ni siquiera les auguro esperanza alguna a aquellos que argumentan que ese artículo es efectivo en lo relativo a todas las acciones ejecutadas a partir de 1978, mientras que la huida y abandono de españoles del Sáhara aconteció en 1975.

Otra cosa sería si se efectuase ante algún tribunal internacional, pero pocas esperanzas les daría, pues -que yo sepa- los únicos juicios internacionales que ha habido han sido los de Nuremberg, contra los antiguos jerarcas de nazis, y el ejercido contra los militares bosnios en la más reciente guerra de Yugoslavia.  Salvo estas dos excepciones, y a pesar de la inconmensurable lista de gobernantes en el mundo que han cometido auténticas tropelías sobre sus subordinados, nunca se ha juzgado a nadie más.

En cualquier caso, les diré que el actual Jefe de Estado español, de ser responsable de algo, no lo sería en solitario, pues las entonces Cortes franquistas avalaron sumisamente su sorprendente decisión y, posteriormente, los distintos de Gobiernos de Adolfo Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González, Aznar y este amago de Presidente actual que se llama Zapatero, no han hecho absolutamente nada y son, por lo tanto, corresponsables de la vergonzosa situación de cobarde abandono de españoles.

La más negra mancha del honor de España no tiene un único responsable.




domingo, 21 de noviembre de 2010

¿En qué se parece el Rey de España a Rodríguez Zapatero?


Año 1975:

El entonces Príncipe don Juan Carlos, en funciones de Jefe de estado, sorpresivamente, ordena la salida inmediata de todas las tropas de la provincia española del Sáhara ante un grupo de marroquíes desarmados que, a las órdenes de su monarca, Hassan II, deseaban apoderarse de un territorio que jamás fue suyo.

Cede, así, más de la tercera parte del territorio español a potencias enemigas sin que éstas tengan que pegar un tiro.

Las cortes franquistas de la época, obedientes a los deseos del actual monarca, aprobaron por casi unanimidad la cesión de la administración de esas tierras españolas a Marruecos y Mauritania. Los "machotes", "aguerridos" y "patriotas" franquistas no pusieron obstáculo alguno en dejar abandonados a todos los españoles saharauis.

Atrás quedaron, desamparados, miles y miles de saharauis que tenían -y mantienen- nacionalidad española. Incluso hoy en día, conservan el idioma español y acuñan como moneda la peseta -la peseta saharaui.

El Rey de España jamás ha dado explicación alguna de su acción.

Empieza así, un período en el que, a cambio de un simulacro democrático que se reduce a un voto cada cuatro años, sin referendos vinculantes, proporcionalidad de voto ni votación directa sobre la forma de Estado (República o Monarquía perpetua), el trono queda firmemente asentado en España y, a la vez, se inicia un proceso de tímida desmembración de la misma, en forma de 17 autonomías, algunas de las cuales piden la separación de España.

La pérdida progresiva de gran parte del territorio español, no acabó, pues, con el regalo de nuestro Sáhara...


Año 2001:

El entonces secretario general del PSOE, Rodríguez Zapatero, visitó y se reunió con el rey de Marruecos Mohamed VI en su despacho. Zapatero aceptó sentarse en una sala en la que el mapa de Marruecos se anexionaba Ceuta, Melilla y las Islas Canarias. "Curiosamente", en aquella vergonzosa y rastrera entrevista, iba acompañado de Trinidad Jiménez, la recién nombrada hace unas semanas ministra de Asuntos Exteriores, cuyo cambio de opinión respecto a la postura que España debía adoptar en relación con los saharauis puede verse en mi artículo anterior sobre el tema (pulse aquí):

(Haga clic en la imagen para verla mejor)

Desde hace años, Marruecos ha provocado constantemente a España, retirando a su embajador en nuestro país, boicoteando la frontera con Ceuta y Melilla, riéndose de las mujeres policía de la frontera melillense, despreciando a nuestra actual ministra de Asuntos Exteriores por el mero hecho de ser mujer (a la misma a la que no puso ningún obstáculo en recibir junto a Zapatero para fotografiarlos junto al mapa de la traición...), golpeando a ciudadanos españoles...


...y, actualmente, arrestando e incluso asesinando a ciudadanos españoles saharauis.


Ni el Rey ni él han realizado ninguna declaración ni ejercido ninguna acción contundente al respecto.

Zapatero, por otra parte, ha acelerado el proceso de desmembración de España intentando dar a Cataluña "todo lo que quieran los catalanes" y dándoselo, sin tapujos, al separatismo vasco.

Por eso, y sólo por eso, no nos extraña que el uno dijera del otro... (pulse aquí).




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